entrevista Rosa Agenjo

ROSA AGENJO BOSCH, artista, profesora y madre de dos hijos

“La enseñanza me dará una muerte dulce”

Doctora en Bellas Artes, trabaja como profesora en la Universitat de Barcelona (UB), donde imparte asignaturas de técnica de dibujo e historia  desde 1981. Pero no sólo esto. También se dedica al arte. Terminó su primer óleo a los 10 años y, desde entonces, no ha dejado de pintar. Ha hecho exposiciones en La Illa Diagonal y galerías de Barcelona como ArtCentre, Àmbit, 3 Punts, o Dau al Set. Su obra también ha llegado a Francia, Suiza,  y a los Estados Unidos. En forma de arte abstracto y figurativo. Su autora ha sido influida por los grandes maestros de la pintura y ha tomado inspiración en temas como la tradición popular catalana y la cultura flamenca.

Todo ello, fruto de “los descubrimientos que hace uno en la vida”. Ésta es la que verdaderamente moldea la orientación creativa del artista– afirma la pintora desde su estudio barcelonés, rodeada de cuadros y pinturas, maniquíes y vestidos, varias herramientas y algunos lienzos todavía por estrenar.

Así es Rosa Agenjo, una mujer entregada al arte, también a la literatura, que se considera a sí misma tanto maestra como artista. Para ella, “la enseñanza es una experiencia vital” –afirma expresiva y sonriente desde un sillón arrinconado en su taller, ubicado en el barrio de L’Eixample– “es una de las cosas que me llena de satisfacción y me permitirá tener una muerte dulce”.

¿Y qué es el arte para ti?

Tras unos instantes de reflexión, Agenjo afirma: “Una obra de arte se considera como tal en el futuro”, pasadas unas décadas, cuando expertos y especialistas la convierten en objeto de estudio. “También puede ser arte lo que acaba de nacer” –añade.

Pero la Dra. Agenjo insiste en que la visión profunda y analítica de un estudioso es fundamental para que surja el buen arte. “El perdurable”, el que es capaz de inspirar a generaciones venideras.

¿Crees que sucede lo mismo con el cine? –decimos mencionando un terreno que no le es propio, pero que adora.

“No creo que la calidad del cine –materia a la que a veces se refiere como séptimo arte– dependa de lo que dicen los críticos”. Para la profesora, cine significa belleza, material habitual en sus asignaturas y, por encima de todo, inspiración.

El movimiento de una bailarina en el teatro, una mirada fotografiada, el gesto de una actriz. Rosa Agenjo persigue a su numen no sólo en el campo cinematográfico. Lo busca en diversos ámbitos de la realidad. “No tengo una pasión concreta” –afirma negando con la cabeza– “dejo que mi corazón me guíe para encontrar lo que necesito” –apunta en relación a sus fuentes de inspiración que, además de pictóricas y humanas, también son geográficas y musicales. Para Agenjo, los paisajes mediterráneos de Alella y Girona, así como las melodías impresionistas del compositor francés Claude Debussy, son buenos motivos para empezar a pintar. Remita o no a la realidad –añade convencida– toda imagen tiene su origen, su despertar, “su llama inicial”.

En cuanto al motivo y temas a tratar en su obra, la artista barcelonesa dice que suele retratar –pincel en ristre– el mundo que nos rodea, “desde lo concreto y en un estado natural”. La mujer adquiere importancia en sus obras, representada siempre sobre paisajes cercanos, marítimos o rústicos.

“Expresionistas, con focos de feminismo y ecologismo”. Así es como le gusta a Rosa Agenjo calificar su obra. Pinturas y cerámicas que, en ocasiones, presentan vestigios de la cultura catalana, como la sardana y la imagen de una senyera al viento. “Pero no me quedo aquí, también pinto otras culturas” –advierte rodeada de cuadros de mujeres desnudas, otras vestidas con túnica y algunas con velo, sobre paisajes desérticos.

En definitiva, “pintar es algo que aporta paz” –afirma convencida la pintora. “Y mejor al aire libre que en un estudio”. Según Agenjo, sólo en directo se puede captar la belleza de las cosas. “Pero hay que ir con cuidado… ¡el otro día me picó una araña! –añade en tono bromista.

Y de entre todas sus “llamas de inspiración”, la artista vuelve a citar a Debussy, cuya música –reproducida con Discman o altavoces– está muy presente en los procesos de creación de Rosa Agenjo. “Su música genera en mí campos de amapolas” –apunta sonriente y con la mirada perdida.

Pero “antes de pintar, hay que conocer”, señala de repente desde un enfoque magisterial. La representación de espacios interiores de Pieter Der Hooch, el simbolismo mitológico de los cuadros de Tiziano y la etapa realista de Picasso. Goya y Delacroix. Éstas son “mis preferencias” –destaca la maestra. “Pero cada uno debe tener claros sus propios referentes”. Y para ello –añade– “es imprescindible informarse y estudiar”.

Carles M. Agenjo

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